APOTEÓSICA
Fue mirarnos
y aquellos ojos,
transitaron
de dulzura
a crucifixión
en un instante.
Voltaico hilo
imperceptible
provocó un shock
incandescente
en nuestros cuerpos,
y sus vestidos,
no alcanzaron
a cubrir
aquel deseo.
Fuera de mí,
ya extraviada
en ese abrazo
gigante y tierno,
como venido
desde el tiempo
de los tiempos,
un convulso temblor
aflojó mis rodillas
ganándome el mareo,
cuando su boca,
voluptuosa y mórbida,
se engarzó en la mía.
Después su lengua,
sus manos…no sé,
después…no sé…
ya no era yo…
Fue el apoteosis.
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