Anoche
Anoche
entre copa y copa, en una charla de amigos,
alguien
dijo haberte visto en un alto en el camino
y
que te habías casado y que tenías un hijo
y
que él se fue de tu casa el día que nació el niño.
Contó
que estabas muy sola, peleando contra el destino
y
que hacías cualquier cosa, por comida y por abrigo
y
repitió, cuanto pudo, que tu cuerpo no era el mismo,
que
te notaba distinta a esa que habías sido.
También
dijo que el pequeño tiene tus ojos felinos,
tan
negros como la noche, tan puros y tan bonitos,
más,
si algo me dejó mudo, fue cuando dijo que al niño
lo
llamabas con mi nombre y me sentí agradecido.
Pregunté
dónde encontrarte y aquí estoy, por ti he venido,
la
vida que te ha tocado, no tiene que ver contigo,
te
pido que consideres venirte a vivir conmigo,
la
casa ya la conoces y hay un cuarto para el niño.
Lo
que pasó entre nosotros es de otro tiempo distinto,
nada
pido que me cuentes, ni que preguntes te pido,
sólo
toma lo que es tuyo, lo que siempre te he ofrecido,
un
espacio entre mis cosas, un lugar en mi destino
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