La
pluma negra en la mano aletea desesperada,
su silueta distante captura el
viento inclemente:
Usurpa sueños tardíos y temores que habitan el horizonte
donde
noches ensimismadas escudriñan el fondo de lo oscuro,
lento
mastican la zozobra de impuros gemidos,
de
piel profana como sepulcro y ecos
vagan
como fantasmas y relámpagos
alumbrando
tempestades nocturnas.
¡No!,
no hay nada tangible en la alborada de este paisaje
de
llanto,
sus
crispadas alas amortajan la esperanza y en la sombra
huyen.
La
pluma negra en la mano lamenta como estaca
y
como carne fragmenta y desdibuja el mapa clandestino.
Y
el alarido, ¡sí!, el alarido de su vuelo.
El
dibujo del oscuro laberinto.
¡Oh!,
esperado e inesperado retorno.
El
cuervo reposa sus garras sobre mi mano.
Gracias Carlos, un abrazo inmenso!!
ResponderEliminar