He
visto con estos ojos
pasar muchas
primaveras,
son ochenta
les confieso
y con
ansias las conté.
En
la escuela de la vida
aprendí muchas materias,
hoy me
manejo en “coche”
pero también…fui
de a pié.
Pasé
momentos de angustias
y de
muchas alegrías,
conocí la
“mishiadura
y mastiqué
un duro pan.
Pero
eso no me indujo
a torcer
mi rumbo honesto,
nunca rifé
mis principios
ni tampoco
fui…un patán.
Jamás
pagué por amores
ni tampoco
por gauchadas,
las mujeres
me han querido
pues las
supe respetar.
Cuantas
veces en la vía
y sin
un mango en el bolsillo,
le ofrecí
a un amigo el pecho
para que
pueda llorar.
Estos
son a grandes rasgos
semblanzas de
un simple tipo,
que a
la vida la ha peleado
sin aflojarle
jamás.
Nunca
aplaudí a los de arriba
comparto el
dolor del de abajo,
y a
veces hay que ir a menos
para poder…ir
a más.
Tampoco
quiero olvidarme
de algo
muy importante,
y este
momento es perfecto
para poderlo
expresar.
La
alegría que me embarga
por tener
a mis afectos,
y agradecerles
por todo
lo que
me dieron…y dan.
Hoy
ya más cerca del arpa
y en
el debe de la vida,
un recuerdo
al barrio pobre
y a
ese ayer en el hoy.
Que
le enseñó a ese pibe
a ser
derecho sin grupo,
y a
una línea de conducta
que me
muestra…como soy.
Ahora
que ando despacio
pues los
ochenta me pesan,
puedo ver
cosas que antes
no supe
o no pude ver.
La
gente corre apurada
tras utopías
inciertas,
se les
fue el último bondi
y no
lo pueden…creer.
Soy
conciente de mi suerte
por lo
que el cielo me ha dado,
a Doris
mi novia eterna
mi noble
ángel guardián.
Mis
dos hijos tan queridos
y mi
nieta regalona,
y ser
un feliz poeta
que a
Dios…le suele hablar.
Boris
Gold (simplemente…un poeta)
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